La historia de los famosos letreros de Madrid

A comienzos del siglo XX, un invento revolucionario de Georges Claude, científico francés, transformó para siempre el paisaje urbano de las ciudades modernas. Claude descubrió que al aplicar descargas eléctricas a un tubo de vidrio lleno de gases nobles se podía producir luz. De entre todos los gases, el neón, con su característico resplandor rojo anaranjado, fue el que más cautivó a la sociedad. Aunque el término «neón» comenzó refiriéndose a este gas en particular, rápidamente se extendió para designar a cualquier cartel luminoso, independientemente del gas utilizado o el color emitido.

La Revolución del Neón en la Publicidad

Este novedoso descubrimiento fue rápidamente aprovechado en el mundo de la publicidad. Desde los años 20, las grandes ciudades comenzaron a adoptar el neón como una forma no solo de iluminar las noches, sino de crear un lenguaje visual impactante. París, una de las primeras ciudades en abrazar esta tecnología, vio cómo sus calles se transformaban en lienzos luminosos, algo que inspiraría a muchas otras capitales del mundo, entre ellas Madrid.

En palabras de Luisa Álvarez, una reconocida artista y artesana del neón en Madrid, “el neón redibuja la fachada de un edificio cuando duerme en la noche, incluso aportando movimiento”. Esta cualidad única del neón —ser capaz de transformar completamente una estructura arquitectónica— lo convirtió en un medio preferido para la publicidad, especialmente en ciudades que, como Madrid, comenzaban a modernizarse y a buscar su identidad en un mundo cada vez más visual.

Madrid: Un Escenario de Letreros Icónicos

Madrid, una ciudad que ya en las primeras décadas del siglo XX comenzaba a redefinir su urbanismo, no fue ajena a la fiebre del neón. La capital española vio nacer una serie de letreros que pronto se convertirían en símbolos urbanos, tanto para locales como para turistas.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta simbiosis entre arquitectura y neón es el cartel de Schweppes, ubicado en la esquina del famoso edificio Carrión, en la Gran Vía. Desde 1972, este luminoso ha dominado la escena con sus 104 tubos de neón a una altura de 37 metros, iluminando la noche madrileña con su llamativo diseño multicolor. Su relevancia cultural es tal que ha sido inmortalizado en el cine, como en la película El Día de la Bestia de Álex de la Iglesia, donde se convirtió en el escenario de una de las escenas más memorables.

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El edificio Carrión, proyectado en 1933 por los arquitectos Luis Martínez-Feduchi y Vicente Eced, fue diseñado desde el principio con la intención de albergar publicidad en su fachada. Esta característica arquitectónica permitió que el cartel de Schweppes se integrara perfectamente, como si el edificio hubiera sido hecho para lucir ese luminoso. De hecho, antes de Schweppes, la fachada del Carrión ya había exhibido otros carteles, como uno de la marca de tabaco Camel, aunque ninguno alcanzó el estatus icónico que hoy ostenta Schweppes.

El Cine Capitol y la Magia del Neón

Debajo del cartel de Schweppes, en los bajos del edificio Carrión, se encuentra el Cine Capitol, otro punto de referencia en el imaginario luminoso de Madrid. La marquesina del cine, con su conjunto de neones de inspiración modernista, ha sido sede de numerosos estrenos cinematográficos y mantiene una relación especial con la ciudad.

Este cartel, que ha estado presente desde 1935, no solo es uno de los pocos que aún sobreviven a las estrictas normativas que regulan la publicidad exterior en Madrid, sino que también es parte del paisaje emocional de la ciudad. Como comenta Luisa Álvarez, el diseño del neón en el Capitol se interrelaciona a la perfección con la arquitectura modernista del edificio, generando una sensación única que conjuga modernidad y nostalgia.

Tío Pepe: Un Ícono de la Puerta del Sol

Otro cartel que se ha ganado un lugar privilegiado en la historia de Madrid es el famoso cartel de Tío Pepe, ubicado originalmente sobre la azotea del Hotel París en la Puerta del Sol. Desde 1935, este luminoso ha sido un faro en el corazón de la capital, siendo testigo de innumerables cambios en la ciudad y en la sociedad española.

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El cartel, que inicialmente mostraba una copa de vino de Jerez junto con el logotipo de la marca González Byass, evolucionó con los años hasta adquirir su forma actual: una silueta del Tío Pepe, una botella de vino fino con sombrero, chaquetilla y guitarra. Este diseño, que combina tradición y un toque de humor, ha capturado el imaginario popular y es, hoy en día, un símbolo del espíritu madrileño.

En 2011, el edificio donde estaba ubicado el cartel fue vendido, y los nuevos propietarios decidieron no mantener la publicidad. Esto generó una gran polémica, ya que el Tío Pepe había sido un emblema para generaciones de madrileños. Tras meses de incertidumbre, el cartel fue reubicado en el número 11 de la Puerta del Sol, donde, tras su restauración, sigue iluminando la plaza más famosa de Madrid.

Otros Letreros que Dejaron Huella

La lista de letreros icónicos de Madrid no estaría completa sin mencionar algunos otros que, a lo largo de los años, también han dejado su marca en la ciudad. Uno de ellos es el cartel del Hotel Palace, con sus elegantes letras bicolores que adornan la fachada de este emblemático hotel inaugurado en 1912. El letrero del Palace puede que no sea tan llamativo como otros, pero su elegancia y discreción han hecho que sea un símbolo de distinción en una de las áreas más prestigiosas de Madrid.

Otro cartel que marcó época fue el de Iberia, ubicado en la Avenida de América, sobre un edificio de 22 alturas conocido popularmente como la ‘Torre de Iberia’. Este luminoso, instalado en 1953, dominaba el horizonte con su poderoso mensaje, hasta que fue retirado y sustituido por una nueva versión tras el cambio de imagen de la aerolínea.

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El Ocaso y la Protección de los Letreros

Con la llegada del siglo XXI, las normativas urbanas y las restricciones sobre la publicidad exterior comenzaron a poner fin a la era dorada de los letreros de neón en Madrid. Muchos de los grandes luminosos desaparecieron de las calles, reemplazados por nuevas formas de comunicación visual o simplemente eliminados para cumplir con las regulaciones.

Sin embargo, algunos carteles, por su importancia histórica y su impacto en el paisaje urbano, fueron protegidos por el Ayuntamiento de Madrid. Estos letreros forman parte de la memoria colectiva de la ciudad y, aunque la tecnología avanza y el paisaje cambia, su luz sigue siendo un recordatorio de una época en la que el neón transformaba las noches madrileñas.

Los letreros de neón de Madrid no son simples anuncios luminosos; son testigos de la evolución cultural, social y arquitectónica de la ciudad. Desde el icónico cartel de Schweppes en la Gran Vía hasta el entrañable Tío Pepe en la Puerta del Sol, estos luminosos han dejado una huella imborrable en la historia y el corazón de la capital. Hoy en día, aunque muchos han desaparecido, los que aún sobreviven continúan recordando a todos los que pasean por las calles de Madrid una época en la que el neón no solo iluminaba la ciudad, sino que también narraba su historia.

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