
En una nueva medida que refuerza la estrategia de ordenación de la movilidad urbana, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido no renovar las licencias para las bicicletas privadas de alquiler sin base fija. Esta decisión se produce tras haber revocado también, el pasado mes de septiembre, las autorizaciones para el servicio de alquiler de patinetes eléctricos, una acción que tiene como objetivo mejorar la organización del espacio público y reducir el impacto negativo de estos vehículos en las calles de la ciudad.
Fuentes del área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad han informado que el pasado 30 de septiembre expiraron las autorizaciones otorgadas a seis empresas para el despliegue de bicicletas eléctricas sin base fija. Estas empresas, entre las que se encontraban BiciMAD Go, Idbrik Spain (Ridemovi), Bird, Boltest, Ride Dott y Lime, no verán renovados sus permisos debido al incumplimiento de las condiciones establecidas en el momento de la concesión.
Condiciones no cumplidas por los operadores privados
El Ayuntamiento de Madrid otorgó en marzo de 2022 permisos para la circulación de 2.802 bicicletas eléctricas sin base fija, con la exigencia de que una parte significativa de los vehículos se distribuyera tanto dentro como fuera de la M-30. De acuerdo con las condiciones establecidas, 1.999 bicicletas debían estar disponibles dentro del perímetro de la M-30 y otras 1.197 en el resto del municipio. Sin embargo, según el Ayuntamiento, las empresas no han cumplido con este reparto.
Esta situación coincide con el crecimiento y consolidación del servicio público de bicicletas compartidas de Madrid, BiciMAD, que ha logrado expandirse a los 21 distritos de la ciudad, con 611 bases y una flota de 7.500 bicicletas. En comparación, cuando se concedieron los permisos a los operadores privados, BiciMAD apenas cubría 15 distritos con 258 bases y 2.964 bicicletas. La expansión de BiciMAD, junto con las dificultades para controlar la operativa de las empresas privadas, ha sido un factor clave en la decisión del consistorio.
Precedente en los patinetes eléctricos
Este anuncio sobre las bicicletas sigue la línea de acción tomada por el Ayuntamiento en relación con los patinetes eléctricos de alquiler sin base fija. El pasado mes de septiembre, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, informó de la revocación de las licencias de tres empresas operadoras de patinetes, las cuales gestionaban 6.000 vehículos en total. Al igual que en el caso de las bicicletas, las empresas no cumplieron con las condiciones estipuladas para su despliegue y operación en la ciudad.
Una de las principales razones que motivó esta decisión fue la imposibilidad de controlar el estacionamiento de los patinetes, que frecuentemente eran aparcados en zonas no habilitadas, generando problemas de accesibilidad y seguridad. El Ayuntamiento había establecido medidas para que las empresas desarrollaran tecnologías que garantizaran que los vehículos se aparcaran exclusivamente en zonas permitidas, especialmente en el distrito Centro, pero estas mejoras no se implementaron de manera efectiva.
Hacia un modelo más regulado
La estrategia del Ayuntamiento de Madrid se dirige hacia un modelo de movilidad más regulado y controlado, donde los servicios de alquiler de vehículos compartidos se integren de manera adecuada en el entorno urbano. Con la retirada de las bicicletas sin base fija y la reciente limitación del número de patinetes, el consistorio busca reducir la sobreabundancia de vehículos de micromovilidad en las calles y garantizar que los usuarios cumplan con normas estrictas que minimicen el impacto negativo en el espacio público.
Además, la expansión de BiciMAD y el desarrollo de infraestructuras como bases fijas para bicicletas parece ser la apuesta a largo plazo del Ayuntamiento para fomentar un modelo más ordenado y sostenible de movilidad compartida en la capital.
Esta decisión pone de relieve la creciente importancia de la regulación en el sector de la movilidad urbana y marca un punto de inflexión en el uso de servicios de alquiler de vehículos sin base fija, un modelo que, aunque popular, ha demostrado ser difícil de gestionar sin un control adecuado. Madrid avanza hacia un futuro en el que la movilidad sostenible no solo se promueva, sino que se integre de manera eficiente en el entorno urbano, garantizando la convivencia entre peatones, ciclistas y otros modos de transporte.